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#607 ¿Podemos concordar en discordar?

March 31, 2019
P

Estimado Dr. Craig,

Recientemente se ha debatido bastante en la academia sobre la relevancia epistémica de la discordia religiosa. Esto dio lugar a un argumento bastante popular contra la creencia teísta y a favor del agnosticismo. En líneas generales, el argumento dice que cuando colegas –con la misma perspicacia, inteligencia y acceso a la información relevante –están en desacuerdo en cuanto a determinado enunciado, ambos deberían suspender el juicio. Pues bien, los colegas académicos que satisfacen esas condiciones discrepan en cuanto al teísmo. Por lo tanto, ellos deberían suspender el juicio. Parece que, partiendo de ahí, aquellos que no tienen la misma pericia deberían seguir su ejemplo, también suspendiendo el juicio en cuanto a la racionalidad de la creencia teísta. Todos deberíamos permanecer siendo agnósticos. Llamemos este argumento "argumento agnóstico a partir de la humildad epistémica".

Ahora para ser honesto, me parece que este argumento es contraproducente. Colegas en la academia discreparían sobre la fuerza de este argumento (Plantinga, van Inwagen y usted, y han argumentado contra objeciones similares). Por lo tanto, todos deberíamos suspender juicios sobre el "argumento agnóstico a partir de la humildad epistémica". El argumento también parece ignorar la importancia de la tenacidad en la creencia. Si Galileo hubiera abandonado su compromiso con el heliocentrismo ante la discordancia de sus colegas, todos habríamos salido perjudicados por ello.

Sin embargo, también parece razonable ponderar un poco sobre el hecho de la discordancia (yo diría que el dogmatismo del neoateísmo conllevó a su derrocamiento).

Así que en su perspectiva, ¿cómo deberíamos tener en cuenta el desacuerdo de nuestros colegas en nuestros juicios? ¿Y cómo podemos evitar el dogmatismo, mientras permanecemos completamente comprometidos con nuestra fe?

En Cristo,

Graham

Reino Unido

United Kingdom

Respuesta de Dr. Craig


R

Graham, estoy impresionado con tu habilidad de mostrar la naturaleza contraproducente de esta objeción. La persona que proponga esta objeción terminará tropezando en su propio pie.

Aquí expongo cómo yo evaluaría la relevancia del desacuerdo por parte de colegas que respetamos. El hecho del desacuerdo en sí mismo no hace nada para socavar los motivos por los que mantengo una perspectiva. Más bien, el hecho de que alguien inteligente y, aparente para todo, honesto está en desacuerdo conmigo, debería motivarme a reexaminar las razones por las que yo creo en lo que creo para ver si he cometido algún error. Si, después de reevaluar las razones, ellas continúan pareciéndome convincentes, entonces yo debería continuar creyendo de la manera que lo hago. Mi colega y yo podemos simplemente acordar en desacordar. No tengo que abandonar mi punto de vista simplemente porque él no esté de acuerdo conmigo. Más bien, debería abandonar mi perspectiva si llego a ver que he cometido un error lógico o un error factual. Es el descubrimiento del error, y no la mera presencia de desacuerdo, que me conllevará a cambiar mi visión.

Por lo tanto, los colegas, sí, pueden tener un gran valor sirviendo como cajas de resonancia o colegas asesores para probar nuestras ideas. Evitamos, de ese modo, el dogmatismo. Deberíamos compartir nuestros argumentos con ellos para recibir sus comentarios. Si nuestros argumentos exhiben equívocos en nuestro razonamiento, entonces podemos revisar nuestras ideas y agradecerles por la corrección. Pero si simplemente discrepamos, entonces no hay motivo para abandonar lo que consideramos ser cierto.

- William Lane Craig