#710 ¿Cuán proporcional es el compromiso a la certeza?
January 24, 2021Hola Dr. Craig. En primer lugar, solo quiero decir que me encanta su trabajo y sigo siendo inspirado por él y lo utilizo para inspirar a otros. Sin embargo, últimamente he venido teniendo dificultad con una pregunta y espero que usted me pueda ayudar. Tengo la tendencia a pensar que deberíamos mantener nuestras creencias, más o menos, firmemente de una manera proporcional a nuestra certeza. Por ejemplo, creo en el relato molinista del conocimiento medio de Dios, pero todavía estaría bastante abierto a otras ideas si aparecieran nuevas evidencias. Por otro lado, estoy bastante seguro de que la Segunda Ley de Newton es válida en el régimen no relativista (y no cuántico). Se necesitarían de muchas evidencias para hacerme cambiar de opinión sobre eso.
Pero cuando considero las grandes verdades cristianas, como la divinidad de Cristo, su resurrección, su señorio sobre toda la creación, me encuentro con un grado menor de certeza. Por lo regular, esto no sería un problema para mí, pero el problema que veo es éste: Jesús no parece aceptar una devoción poco entusiasta o a medias por él (como mi compromiso con el molinismo). Él quiere una sumisión completa a su autoridad y quiere que nuestra máxima prioridad en la vida sea el amor a Dios. ¿Cómo podemos comprometernos racionalmente por completo a Cristo si no estamos seguros acerca de Cristo? ¡Podría usar mucho su ayuda con esto! Gracias por adelantado por su respuesta.
Charles
Estados Unidos
Respuesta de Dr. Craig
R
¡Me tuve que reír, Charles, cuando leí sobre tu compromiso a medias con el molinismo! ¡Qué pena! Pero en serio, tengo la impresión de que muchas personas luchan con tu pregunta, por lo que vale la pena abordarla aquí.
En primer lugar, estemos de acuerdo en que nuestra certeza de las grandes verdades cristianas que mencionas es mucho menor que nuestra certeza de muchas de las otras verdades que creemos, la mayoría de las cuales son muy triviales, como mi creencia de que hay plantas fuera de la ventana de mi oficina. Esa diferencia no es muy sorprendente, dado lo lejos que están estas verdades cristianas de nuestra experiencia cotidiana. Ese hecho tampoco excluye que algunos cristianos tengan una certeza muy alta de las verdades cristianas basadas no en argumentos y evidencias, sino en otros factores, como el testimonio interno del Espíritu Santo.
Sin embargo, restringirnos al grado de certeza de las grandes verdades cristianas disponibles para nosotros sobre la base de argumentos y evidencia solamente, la pregunta que enfrentamos es si esa confianza disminuida en la verdad de las doctrinas cristianas es de alguna manera inaceptable para el Señor. Yo digo que la respuesta es, ¡evidentemente no! Me animan mucho las palabras del padre desesperado que vino a Jesús buscando sanidad para su hijo. Cuando Jesús le dijo que al que cree todo le es posible, el hombre gritó: “Creo; ayúdame en mi incredulidad" (Marcos 9.24). Y esa creencia, menos que cierta, fue aceptable para Jesús para curar milagrosamente a su hijo. ¿Por qué la creencia del hombre, aunque incierta, fue aceptable para el Señor? Porque el hombre actuó sobre la base de la creencia que tenía, en lugar de quedarse paralizado por sus dudas.
Tienes razón, Charles, en que Cristo "quiere una sumisión completa a su autoridad y quiere que nuestra máxima prioridad en la vida sea el amor de Dios”. Pero te equivocas al suponer que la devoción de todo corazón a Cristo requiere certeza acerca de las verdades involucradas. Podemos hacer un compromiso total con Cristo sin tener certeza acerca de Cristo.
Al estudiar para mi futuro libro de teología filosófica sistemática, he estado leyendo recientemente el impresionante libro “Perceiving God” [Percibiendo a Dios] de William Alston (Ithaca, Nueva York: Cornell University Press, 1991). En la página 277, Alston explica que “es una parte esencial del paquete religioso que tengamos creencias que vayan más allá de lo establecido de manera concluyente por las indicaciones objetivas que están disponibles para nosotros (o, alternativamente, que sostengamos [sic] creencias con más firmeza de lo que justifica la evidencia objetiva disponible)”. De hecho, Alston hace la sorprendente afirmación de que la fe es simplemente "una creencia que se sostiene con más firmeza de lo que indica estrictamente la evidencia objetiva". Ahora bien, para ser justos, Alston deja en claro que está hablando de lo que él llama fe doxástica, que equipara la fe con la creencia que tiene una persona. Pero reconoce que “por supuesto, también hay necesidad de confiar en el ser supremo en quien creemos” [énfasis mío], lo cual en mi opinión es fe en el sentido más propio.
Este compromiso basado en creencias inciertas no solo es una parte esencial del paquete religioso y aceptable para el Señor, sino que esos compromisos son parte de la vida cotidiana y son perfectamente racionales para nosotros. Cada vez que entras al transito, haces un compromiso total sobre la base de evidencias que son menos que ciertas. De hecho, como
argumentó William James en su ensayo clásico "The Will to Believe and Other Essays in Popular Philosophy [La voluntad de creer y otros ensayos en la filosofía popular]",[1] hay ocasiones en que es racional asumir un compromiso basado en creencias para las que no tenemos ninguna evidencia, como elegir arbitrariamente un camino para bajar de una montaña para poder escapar de una tormenta alpina que se aproxima. En tal caso, nos enfrentamos a una elección que, en palabras de James, es viva, trascendental y forzada. Una elección viva es una que nos presenta una creencia a la que podemos dar un asentimiento genuino. Una elección es trascendental si hay muchas cosas que depende de ella, nos presenta una oportunidad rara y sus consecuencias son irreversibles. Por último, una elección es forzada si no hay opción de permanecer indiferente, si no elegir es, en efecto, optar por no actuar. James sostuvo que las creencias religiosas cumplen con estos criterios.
En el caso de creyentes informados como tú, Charles, disfrutas de la ventaja adicional de tener una gran cantidad de evidencia de la verdad de tus creencias cristianas. Tu compromiso de fe es, por tanto, perfectamente racional.
[1] Re-impreso en The Will to Believe and Other Essays in Popular Philosophy (New York: Dover, 1959), pp. 1-31.
- William Lane Craig