#45 Sobre un Argumento a Favor de la Tumba Vacía
August 22, 2012Mi pregunta viene de un sitio web que trata de refutar las afirmaciones que usted hace. ¿Hay evidencia fuera del Nuevo Testamento dada dentro de los 50 días después de Pentecostés? Teniendo en cuenta que la gente en los tiempos de Jesús no tenía los equipos médicos que tenemos ahora, ¿Se sostiene lo siguiente? Por ejemplo, el autor dice:
En primer lugar, explotando la idea de una tumba conocida que debió haber estado ocupada, pero que no lo estaba, Craig saca el viejo argumento de que si la tumba no había estado manifiestamente vacía, las autoridades pudieron haber silenciado la predica de los apóstoles con el simple expediente de producir el cuerpo. ‘¡Aquí está su salvador resucitado! ¡Tomen una bocanada!' Pero eso es absurdo: ¡La única estimación que el Nuevo Testamento da de cuánto tiempo después de la muerte de Jesús los discípulos lo hicieron público con su predica es un total de cincuenta días después del día de Pentecostés! Después de siete semanas, a mi juicio, habría sido irrelevante el producir los restos de Jesús. ¿Se imagina Craig al Sanedrín utilizando equipos o pruebas forenses modernas? ¿Identificando del cadáver putrefacto de Jesús por los registros dentales? De hecho, nos podríamos incluso tomar la brecha de siete semanas para indicar que los discípulos eran lo suficientemente astutos para esperar hasta que esa invalidación se hubiera hecho imposible.
Perdón por lo largo que es esto.
Kristina
United States
Respuesta de Dr. Craig
R
En mi opinión, esta es una respuesta muy débil a uno de los argumentos comunes a favor de la tumba vacía: que la fiabilidad histórica del relato de la sepultura de Jesús por José de Arimatea apoya el hecho de la tumba vacía.
El quid del argumento es el siguiente: si el relato de la sepultura está básicamente correcto, entonces se conocía en Jerusalén el lugar deonde se encontraba la tumba de Jesús, tanto por judíos y por cristianos por igual, ya que ambos estaban presentes cuando Jesús fue puesto en la tumba. Pero en ese caso, la tumba debió haber estado vacía cuando los discípulos comenzaron a predicar que Jesús había resucitado.
¿Por qué? En primer lugar, los discípulos no pudieron haber creído en la resurrección de Jesús, si su cuerpo todavía yacía en la tumba. Hubiera sido algo del todo no judío, por no decir estúpido, de creer que un hombre se levantó de entre los muertos cuando su cuerpo todavía estaba en la tumba. En segundo lugar, inclusive si los discípulos habían predicado la resurrección de Jesús a pesar de que su tumba estaba ocupada, casi nadie le hubiese creído. Uno de los hechos más notables de la creencia del cristianismo primitivo en la resurrección de Jesús era que ésta floreció en la misma ciudad donde Jesús había sido crucificado públicamente. Si los habitantes de Jerusalén hubiesen pensando que el cuerpo de Jesús estaba en la tumba, pocos hubieran estado listos para creer tonterías como que Jesús había resucitado de entre los muertos. Y en tercer lugar, aun si ellos hubieran creído eso, las autoridades judías hubiesen expuesto todo el asunto simplemente señalando hacia la tumba de Jesús o quizás incluso exhumando el cuerpo como prueba decisiva de que Jesús no había resucitado.
A este asunto replican nuestros críticos escépticos de que para el tiempo que los discípulos comenzaron a predicar la resurrección en Jerusalén 50 días después, el cadáver de Jesús habría estado tan podrido para que pudiese ser identificado. ¡Ahora bien en realidad, eso no es cierto: usted no necesita de los registros dentales o de la forense moderna para identificar los restos de una víctima crucificada que yacía en la tumba de un sanedrín judío respetable! Pero eso en realidad ignora el punto más fundamental: que inclusive si los restos en la tumba de José ya no eran reconocibles, la carga de la prueba habría estado sobre cualquier persona que dijera que no se trataba de los restos de Jesús, ya que ahí era donde José había puesto el cadáver. Como he dicho anteriormente, si la gente de Jerusalén creía que el cuerpo de Jesús estaba en la tumba, pocos habían estado listos para creer que Jesús había resucitado de entre los muertos. Para mantener que ese cadáver no era el de Jesús, las autoridades judías hubiesen tenido que inventar alguna historia extraordinaria de cómo el cadáver de otra persona fue a parar justamente en el lugar donde su propio colega había depositado el cuerpo de Jesús.
Pero no parece haber sucedido ninguna disputa como esa sobre la identificación de los restos de Jesús. Por el contrario, la disputa entre judíos no cristianos y los judíos cristianos en Jerusalén tenía que ver con cómo la tumba había llegado a estar vacía (Mateo 28:11-15). Si hubiese habido un cadáver en la tumba de José, aunque no fuera identificable, la polémica judía contra la proclamación cristiana de la resurrección de Jesús hubiera tomado un curso muy diferente. Es sorprendente que las autoridades judías no negaron la tumba vacía, sino que en lugar se involucraron en una serie sin esperanza de asuntos absurdos para explicar el suceso.
Eso está diciendo que nuestro crítico, finalmente, cae en las teorías de la conspiración del Deísmo del siglo 18 para hacer su punto, una ruta que ningún historiador o erudito contemporáneo de la Biblia aprobaría.
Creo que usted puede ver, en vista a este punto, que la demanda de fuentes extra-bíblicas para dar la fecha de la proclamación hecha por los discípulos de la resurrección está muy fuera de lugar. De hecho, una de las otras líneas de evidencia a favor de la tumba vacía es que se atestigua de una manera múltiple e independiente en fuentes muy tempranas. El relato de la sepultura de Jesús por José de Arimatea y el descubrimiento de la tumba vacía por las mujeres es parte del material original de Marcos para el relato de la Pasión (la historia del sufrimiento y muerte de Jesús). Marcos es el más antiguo de los cuatro Evangelios, por lo que esta historia pre-Marcana de la Pasión es una fuente muy temprana que probablemente estaba basada en el testimonio de testigos oculares. Además, en I Corintios 15:3-5 Pablo cita una tradición cristiana antigua que él había recibido de los primeros discípulos. Pablo probablemente recibió esa tradición no después de su visita a Jerusalén en el año 36 d.C. (Gálatas 1:18), si no más temprano en Damasco. Por lo tanto, ella se remonta dentro de los primeros cinco años después de la muerte de Jesús en el año 30 d.C. Aunque la tumba vacía no se menciona explícitamente en esa tradición, una comparación de la fórmula de las cuatro líneas con los relatos de los Evangelios por un lado y los sermones de Hechos por el otro revela que de hecho la tercera línea es un resumen de la historia de la tumba vacía.
No sólo eso, sino que hay buenas razones para discernir las fuentes independientes de la tumba vacía en los otros Evangelios y en el libro de Hechos. Mateo está claramente trabajando con una fuente independiente, ya que incluye el relato de la guardia en la tumba, el cual es exclusivo en su Evangelio. Además, su comentario acerca de cómo el rumor de que los discípulos se habían robado el cuerpo de Jesús "se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy" (Mateo 28.15) muestra que Mateo estaba respondiendo a una tradición previa. Lucas también tiene una fuente independiente, ya que él cuenta la historia que no se encuentra en Marcos acerca de los dos discípulos que visitaron la tumba para verificar el reporte de las mujeres de que la tumba estaba vacía. La historia no puede considerarse como una creación de Lucas, ya que el incidente se informó de forma independiente en el Evangelio de Juan. Y, dada la independencia de Juan de los otros tres Evangelios, tenemos allí un nuevo informe independiente de la tumba vacía. Por último, en los sermones que se encuentran en el libro de los Hechos, tenemos otra vez referencias indirectas a la tumba vacía. Por ejemplo, Pedro hace un fuerte contraste, el “patriarca David, que murió y fue sepultado, y cuyo sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy," pero "a este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos.” (Hechos 2.29-32; comparar 13.36-7).
Los historiadores creen haberse sacado la lotería cuando tienen dos relatos independientes de un mismo acontecimiento. Pero en el caso de la tumba vacía, tenemos no menos de seis y algunos de ellos están entre los materiales más tempranos que se encuentran en el Nuevo Testamento. Por lo tanto, tenemos razones históricas muy fuertes para afirmar de que ya les era conocido a los discípulos que la tumba de Jesús estaba vacía, incluso antes de que ellos salieran de Jerusalén para Galilea.
- William Lane Craig