#56 La Libertad y la Habilidad de Escoger el Mal
August 22, 2012Un amigo mío recientemente me preguntó por qué es necesario que podamos escoger el mal para que tengamos libre albedrío, mientras que no es necesario que Dios pueda escoger el mal para que Él tenga libre albedrío. Él piensa que no hay respuesta a esa pregunta y que de esa manera él ha identificado una inconsistencia lógica dentro del teísmo cristiano que cuenta en contra de su veracidad.
Yo respondí desafiando su entendimiento de la libertad y también su suposición de que la libertad genuina de la voluntad necesita la capacidad de escoger o elegir el mal. En cuanto a esto último escribí:
Su objeción supone que un requisito necesario para la libertad es la habilidad de escoger el mal y el bien. No veo ninguna razón para aceptar esto como verdadero, no sólo de Dios sino también de los humanos. Aunque es objetivamente verdadero que nuestra voluntad incluye la habilidad de escoger el mal, eso no es necesariamente verdadero, ya que la voluntad de ser libre solamente requiere que nuestras decisiones o elecciones sean determinadas por factores causales fuera de nuestros propios poderes volitivos. Una persona puede ser libre aún si él o ella solamente escoge lo que es bueno y no lo que es malo.
William Lane Craig ofrece un experimento mental perspicaz para demostrar que uno no necesita poder escoger B para hacer que su elección de A sea algo libre y significativo:
‘Imaginemos a un hombre con electrodos secretamente implantados en su cerebro a quien se le presenta con la opción de hacer A o B [para nuestros propósitos, permitiremos que A signifique el bien y B signifique la maldad]. Los electrodos están inactivos siempre y cuando el hombre escoja A, pero si él fuese a escoger B entonces los electrodos se encenderían y forzarían al hombre a escoger A. Si los electrodos se encendieran, causando que él escogiera A, su elección de A claramente no es una elección libre. Pero supongamos de que el hombre realmente quisiera hacer A y lo escoge por voluntad propia. En ese caso su elección de A es completamente libre, a pesar de que el hombre literalmente no puede escoger B, ya que los electrodos no funcionan y no tienen ningún efecto en su elección de A. Lo que hace su elección libre es la ausencia de cualquier factor causalmente determinante de su elección de A. Esta concepción de la libertad libertaria tiene la ventaja de explicar como es que la decisión de Dios de hacer el bien es libre, a pesar de que es imposible para Dios elegir el pecado. Es decir que su elección no está determinada por limitaciones causales. Por lo tanto, la libertad libertaria de la voluntad no requiere la habilidad de escoger de otra manera a la que uno escoja.’
Una limitación en la gama de opciones no es lo mismo que no tener ninguna opción. Si A, B y C son buenas opciones, y D, E y F son malas opciones, la inhabilidad de una persona de escoger D, E o F no niega el hecho de que él o ella pueda escoger A, B o C. Cuando voy de compra de helados al supermercado, es posible que el supermercado sólo tenga 15 de los 100 diferentes sabores que vienen los helados. El hecho de que no puedo escoger 85 de esos sabores no niega la realidad de que yo tenga que elegir de las 15 opciones que tengo frente a mí. De la misma manera, la falta de habilidad de Dios de escoger el mal no quiere decir que Dios no tenga libertad de voluntad. Como más, eso quiere decir que Su gama de opciones libres es más restrictiva que la nuestra.
Mientras me parece correcto que la libertad humana no requiere la capacidad de escoger el mal, eso entra en conflicto con la teodicea del libre-albedrío (la cual siempre he encontrado ser persuasiva). La teodicea del libre-albedrío argumenta que es lógicamente imposible para Dios crear un mundo en el que los humanos disfruten de libre albedrío y aún no puedan usar esa voluntad (libertad) para escoger el mal. En esta situación, la habilidad de escoger el mal no es objetivamente verdadera, sino que es necesariamente verdadera. Pero como argumenté arriba, me parece que Dios nos pudo haber creado sin la capacidad de escoger el mal.
Enfrento un dilema. En el proceso de responder a la objeción de mi amigo, no he resuelto el problema del mal. Además, no puedo explicar el por qué, si Dios nos pudo haber creado libres sin la capacidad de escoger el mal, Él no lo hizo así (especialmente tomando en cuenta el hecho de que somos creados a Su imagen y Él no puede elegir el mal). ¿Se debe eso al que somos seres finitos? Si es así, como somos necesariamente finitos, se deduce que nuestra capacidad de escoger el mal es también necesaria. Mientras eso salva la teodicea del libre albedrío, eso entra en conflicto con mi argumento de que la capacidad de escoger el mal no es necesaria para una libertad genuina de la voluntad.
¿Dónde está el problema? ¿Está en mi argumento el que la libertad humana no necesita la capacidad de elegir el mal? ¿Está en mi entendimiento la teodicea del libre albedrío? Le agradecería su comentario.
Jason
Afghanistan
Respuesta de Dr. Craig
R
Creo que puedo resolver su dilema, Jason. Pero primero permítame decir que hizo un buen trabajo respondiendo la pregunta de su amigo. Solamente quiero hacer un pequeño ajuste.
También permítame decir que la ilustración que di no es original mía sino que es el invento del filósofo Harry Franfurt. El trabajo de él ha dejado mucho de que hablar por las ilustraciones de este tipo que él hace. También observemos, lo útil que es el análisis de Frankfurt de la libertad libertaria para entender como Cristo resistió libremente la tentación. Como la segunda persona de la Trinidad, Cristo era impecable (incapaz de pecar). Sin embargo, él libremente resistió la tentación. ¿Cómo es eso posible? Debido a su estado de humillación (su estado de encarnación ante de la resurrección), él experimentó límites cognitivos que eran consistentes con la conciencia humana genuina y de esa manera sintió lo atractivo de la tentación. Eso él resistió de manera libre en que él o su propio poder la aguantó sin ninguna influencia external causal.
Ahora, ¿Cómo es eso compatible con la afirmación de la Defensa del Libre Albedrío de que “es lógicamente imposible para Dios crear un mundo en el que los humanos disfruten de libre albedrío y aún no puedan usar esa voluntad (libertad) para escoger el mal?” Notemos que la Defensa del Libre Albedrío no implica dicha afirmación. Es consistente con la Defensa del Libre Albedrío de que aunque existan mundos posibles como usted describe, ellos tienen deficiencias primordiales que lo hacen menos preferibles a los mundos en los cuales los humanos pueden escoger el bien o el mal. El ateo tiene que probar que, necesariamente, Dios preferiría un mundo sin la maldad (por cualquier razón) sobre cualquier mundo que tuviera la maldad si él es de probar que Dios y el mal son lógicamente incompatibles.
Sin embargo, creo que está dudoso de que Dios pudo crear un mundo que tuviera la habilidad de libremente escoger solamente el Bien. Esa habilidad parece pertenecer propiamente solo a una naturaleza que tenga la propiedad de la perfección moral, una propiedad que únicamente le pertenece a Dios. Un ser libre que posea una naturaleza que está categorizada por menos que una perfección moral completa (esa perfección moral difiere de la mera inocencia) carece del poder de elegir de manera infalible el Bien, ya que para que Dios creara un ser que tuviera la habilidad de elegir infaliblemente el Bien sería, en efecto, crear otro Dios, lo que es lógicamente imposible ya que Dios es esencialmente no-causado. Por supuesto, la omnipotencia no implica la habilidad de producir o hacer lo que es lógicamente imposible.
Esto no es decir que es lógicamente imposible que de hecho los seres humanos siempre terminen escogiendo el Bien y nunca pequen. Eso es un mundo lógicamente imposible. En lugar, eso es decir que los humanos tienen la habilidad inherente de elegir el mal, o mejor, que carecen de la habilidad inherente de elegir infaliblemente el Bien. Aún si ellos no pecan, ellos pueden.
En respuesta a esa posición, usted levanta la preocupación: “como somos necesariamente finitos, se deduce que nuestra capacidad de escoger el mal es también necesaria. Mientras eso salva la teodicea del libre albedrío, eso entra en conflicto con mi argumento de que la capacidad de escoger el mal no es necesaria para una libertad genuina de la voluntad.” ¡No, no lo hace! Usted respondió a su amigo “desafiando su entendimiento de la libertad y también su suposición de que la libertad genuina de la voluntad necesita la capacidad de escoger o elegir el mal.” Esos dos desafíos permanecen. Por lo tanto, usted sólo necesita ajustar las oraciones en su párrafo inicial en el que usted afirma que los humanos podrían tener la habilidad de escoger solamente el Bien. Usted respondió a la objeción de su amigo cuando le mostró que la libertad de la voluntad per se no necesita la libertad de hacer lo malo y cuando usted le explica el por qué es que en el caso de personas finitas, como los seres humanos, la libertad de hacer decisiones o elecciones morales significativas necesariamente implica la habilidad de escoger tanto el mal como el bien.
- William Lane Craig