#706 Cuando caen los ídolos
January 24, 2021Dr. Craig,
Todas las indicaciones que provienen de usted parecen sugerir que tenía una profunda admiración, respeto y amistad con el difunto Ravi Zacharias. Quería ver si usted podía ofrecer un consejo a un cristiano, como yo, que parece ser culpable de poner a otro creyente en un pedestal espiritual de forma poco saludable, lo cual resulta en adorar a ese individuo de una manera idolística y pecaminosa. Específicamente, me acabo de enterar esta semana de acusaciones muy impresionantes de fracaso moral por parte del difunto Ravi. Ciertamente no quiero sentarme aquí y tratar de especular sobre la posición moral de alguien en comparación con otros, o de emitir juicios o conclusiones sobre lo que alguien más pudo o no haber hecho, especialmente cuando esa persona ya no está viva para hablar por sí mismo.
Habiendo dicho eso, esos acontecimientos han desatado una ola de emociones dentro de mí. Para empezar, me siento profundamente triste. Además, temo que tenía una percepción extremadamente enfermiza de cómo debería ser un cristiano espiritualmente regenerado. Cuando comparo sus compromisos de oratoria aparentemente amorosos y humildes juntamente con un corazón visible por las personas que se relacionaba con lo que muy bien podría ser un pecado sexual atroz que estaba sucediendo exactamente al mismo tiempo, me encuentro pensando, “mi idea de lo que yo pensaba que era un ser humano espiritualmente vibrante de hecho no es posible". Tengo un desánimo mental ante la presente y aparente imposibilidad de obtener un crecimiento y madurez espiritual.
Por supuesto, puedo leer los argumentos de usted aquí en el sitio web para reforzar la verdad del cristianismo, cuya verdad no depende en ninguna manera del carácter moral de algún hombre, incluido Ravi. Pero, ¿qué usted le sugeriría a aquellos de nosotros que quizás ahora sentimos que un desierto espiritual nos rodea, ya que un hombre cuyos libros tenemos en nuestros libreros y transmisiones radiales escuchamos (ya sea Ravi o cualquier otra persona) algún día se podría revelar que sea nada como la persona, el temperamento y carácter que terminamos asociando con la vida cristiana ideal? ¿Es esta traición emocional algo en lo que usted nos puede ofrecer sabiduría? ¿Cómo alguien permanece en la fe cuando esa visión de la regeneración espiritual es traicionada?
Gracias por su ministerio y su tiempo.
Jeremy
Estados Unidos
Respuesta de Dr. Craig
R
Entiendo, Jeremy, que tu pregunta no se trata de las graves acusaciones hechas contra Ravi, de las que no sé nada más allá que lo sabes tú, sino de cómo tratar con la devastación emocional que resulta de ver caer a uno de tus preciados ídolos. Tu profunda tristeza es completamente apropiada y tomará tiempo para resolverla. Mientras tanto, permíteme hacer algunos comentarios que podrían ser de ayuda.
En primer lugar, reconoce que te equivocaste al idolatrar a otro ser humano. Relatos como éste son como una bofetada en la cara, recordándonos nuestra idolatría inapropiada de otro ser humano defectuoso. Jeremy, me preocupa cuando hablas, como lo haces, de la traición de tu "visión de la regeneración espiritual". ¿Qué? Ravi Zacharias fue tu visión de la regeneración espiritual? Eso es inapropiado, Jeremy, y destinado a llevar a la decepción. Deberías tener un solo ídolo: Jesús de Nazaret. Él no te decepcionará ni te fallará. Pon tu enfoque en él como un ejemplo de cómo debería ser un “ser humano espiritualmente vibrante”. Tenías "una percepción extremadamente enfermiza", pero no, como dices, "de cómo debería ser un cristiano espiritualmente regenerado”. Esa percepción probablemente era correcta y algo que Jesús ejemplificó y por lo que debemos esforzarnos. Más bien, tuviste una percepción enfermiza de que otro ser humano está más allá del fracaso y el pecado. Lo asociaste con "la vida cristiana ideal". Era una forma, aunque comprensible, de idolatría.
En segundo lugar, reflexiona sobra la doctrina cristiana del pecado. Mi temor es que muchos de nosotros no tenemos una doctrina del pecado verdaderamente seria. Cuando leo lo que dice la Biblia sobre los seres humanos caídos y el pecado que nos asedia, incluso a nosotros como cristianos regenerados, no me sorprenden por completo los informes de fallas morales en las vidas de cristianos aparentemente impecablemente morales. Piensa en alguien como David en el Antiguo Testamento: claramente amaba y era devoto a Dios, pero cayó en los pecados más horribles y atroces de adulterio y asesinato. ¡Si le puede pasar a él ---! Una de las manifestaciones de nuestra pecaminosidad es nuestra asombrosa habilidad para racionalizar. Incluso mientras continuamos en nuestro pecado secreto, podemos dedicarnos a un servicio amoroso y humilde con toda sinceridad. Eso es parte del engaño del pecado.
En tercer lugar, no haga inferencias inválidas. Ver el fracaso moral de alguien a quien admiramos puede traer una profunda decepción y dolor. Pero de ese fracaso, de ninguna manera, se deduce que “lo que yo pensaba que era un ser humano espiritualmente vibrante de hecho no es posible”. Lo que se deduce es, como máximo, que alguien que pensabas que era un ser humano espiritualmente vibrante, de hecho no lo era. Pero eso de ninguna manera muestra que no haya multitudes de personas espiritualmente vibrantes que ya han muerto y otros que aun viven al nuestro alrededor. Sé que hay; Yo las conozco. Sí, podría equivocarme en cualquier caso, pero eso no demuestra que no exista ninguno, y mucho menos que sea imposible. Me sorprende tu declaración de que “Tengo un desánimo mental ante la presente y aparente imposibilidad de obtener un crecimiento y madurez espiritual". ¿Por qué? ¿No experimentas crecimiento y madurez espiritual?¿No puedes mirar hacia atrás y ver cómo has crecido? ¿No falsifica tu propia experiencia esta afirmación radical? (Si no es así, la destrucción de este ídolo podría ser muy saludable para ti, alertándote de tu propia falta de crecimiento y madurez).
En cuarto lugar, aprovecha esta situación para realizar un examen propio. Incidentes de este tipo deberían servir de recordatorios aleccionadores de que esto nos podría suceder a nosotros mismos. Ninguno de nosotros es inmune. El pecado que azotó a los discípulos la noche del arresto de Jesús fue la presunción. “'Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré. Todos los discípulos dijeron también lo mismo”(Mateo 26:35). Pablo nos recuerda que debemos examinarnos a nosotros mismos para ver si nos aferramos a la fe (2 Corintios 13:5). “El que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga” (1 Corintios 10:12). Nuestra impresión predominante en estas situaciones no debe ser la debilidad del que ha fallado, sino nuestra propia debilidad y el peligro de caer.
- William Lane Craig