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#768 ¿Pudo haber Dios creado un Mejor Mundo?

July 16, 2023
P

Dr. Craig, usted menciona a menudo el tema de los mundos posibles. Si el objetivo de Dios es atraer hacia sí al mayor número posible de criaturas libres en una relación de amor, ¿podría Dios actualizar otro mundo posible además del nuestro?

Patrick

Estados Unidos

Respuesta de Dr. Craig


R

Aunque tu pregunta es algo confusa, Patrick, creo que encarna una cuestión más profunda que pugna por salir, una cuestión con la que me he enfrentado al escribir mi teología filosófica sistemática. Tu pregunta parece sugerir que Dios podría actualizar otro mundo posible simultáneamente con el mundo actual o después de él. Eso es un error. Normalmente, por mundo posible, los filósofos entienden un estado de cosas máximo que es lógicamente posible. Por tanto, sólo un mundo posible puede ser actual. Lo que deberías preguntarte es si Dios podría haber creado un mundo mejor que éste y, en caso afirmativo, qué implica eso para la bondad perfecta de Dios.

Ahora bien, como todo mundo incluye la existencia de Dios y Dios es infinitamente bueno, todo mundo posible parece ser igualmente bueno en virtud de la existencia de Dios. Evaluar el valor comparativo de los mundos posibles requiere que consideremos, además de la existencia de Dios, la existencia de las cosas que Dios ha creado. En ese caso, en lugar de sopesar la bondad comparativa de los estados de cosas máximos, lo cual puede ser imposible de hacer, podemos centrarnos en los órdenes creados que Dios podría hacer y preguntarnos por su bondad comparativa.

Sin embargo, existe una fatídica ambigüedad sobre la noción de «mundo» posible en el contexto de esta cuestión. Dios se enfrenta a un conjunto de contrafácticos de libertad de las criaturas sobre cómo actuarían las criaturas libres en cualquier circunstancia en la que Dios pudiera colocarlas. Estos contrafácticos son verdaderos antes y, por tanto, independientes del decreto divino de un orden creado. Como resultado, hay órdenes creados que son lógicamente posibles en el sentido amplio de ser creados por Dios, pero que no son factibles o que son inviables para Él en vista de los contrafácticos de la libertad de las criaturas que son verdaderos. Así que lo que realmente nos interesa no son los mundos posibles, sino los mundos factibles que Dios podría haber decretado y traído a existencia. ¿Podría haber decretado un mundo factible mejor que el nuestro?

Como señalas, en otro lugar he sugerido que el deseo primordial de Dios, a la luz de su voluntad salvífica universal expresada en el Nuevo Testamento, es lograr un orden creado en el que exista un equilibrio óptimo entre salvados y perdidos, donde la optimalidad es una función tanto de los números absolutos como de la proporción entre salvados y perdidos [1]. No sólo no es inverosímil que tales mundos óptimamente equilibrados estén entre las opciones de Dios, sino que tampoco es inverosímil que el mundo actual esté entre ellas. A la vista de las consecuencias eternas, es difícil concebir que cualquier factor pueda ser tan importante para Dios a la hora de evaluar el valor de los mundos factibles. Esto podría sugerir que la bondad de tales mundos óptimamente equilibrados podría anegar cualquier valor en mundos menos que óptimamente equilibrados. En particular, los males terrenales podrían permitirse de manera justa para obtener el equilibrio óptimo entre salvados y perdidos. Tales mundos óptimamente equilibrados serían los mejores mundos factibles.

Sin embargo, incluso si limitamos las opciones de Dios a mundos con un equilibrio óptimo entre salvados y perdidos, podría haber otras consideraciones que hicieran preferible un mundo a otro, por ejemplo, una mayor santificación de los salvados en un mundo en comparación con otro.

En ese caso puede haber una jerarquía ilimitada de mundos cada vez mejores entre los que Dios elige uno. Pero entonces, para cualquier mundo que Dios elija, siempre hay un mundo mejor que podría haber elegido en su lugar. Entonces, ¿qué debería hacer Dios?

Curiosamente, esta pregunta coincide con la teoría de la decisión secular, que es un campo de estudio que explora las explicaciones normativas y descriptivas de cómo se toman racionalmente las decisiones, ya sea individual o colectivamente (teoría de juegos). Los teóricos de la decisión señalan que los principios generales de la toma de decisiones pueden quedar anulados en casos concretos por consideraciones compensatorias. Por ejemplo, normalmente sería mejor elegir una opción mejor si tal opción está disponible. Pero ese principio general queda subvertido cuando uno se enfrenta a una jerarquía ilimitada de opciones cada vez mejores. Entonces nos encontramos en la incómoda situación de elegir una opción, aunque sepamos que siempre hay una mejor. En la literatura esto se llama «satisfacción» o «saciamiento» ["satisficing"].

Si Dios «satisface», ¿se imugna su bondad moral? Situaciones análogas sugieren que no. Por ejemplo, Dean Zimmerman, de la Universidad de Rutgers, imagina el caso de un apostador ideal cuyas apuestas están en función de su confianza en el resultado: cuanto más confiado está, más dinero apuesta. Así, imagina que alguien está dispuesto a apostarle que 2+2 = 5. En este caso, tiene que elegir una cantidad finita de dinero para apostar, sabiendo que siempre puede apostar más. Pero la elección de una determinada cantidad para apostar no es expresión de falta de confianza en el resultado.

Aún más análogo al caso de Dios sería el caso de un filántropo ideal que puede conceder cualquier cantidad finita de dinero a sus beneficiarios. El hecho de que tenga que elegir una cantidad finita, sabiendo siempre que podría haber elegido una cantidad mayor, no es una infracción de su generosidad. De la misma manera, el hecho de que Dios haya elegido un mundo bueno para crearlo no supone una merma de su bondad, aunque por la propia naturaleza del caso podría haber elegido un mundo mejor en su lugar.

¿Qué mundos serían mínimamente aceptables para Dios? ¿Dónde está la línea de corte? La respuesta dependerá de nuestros supuestos sobre los valores por los que se clasifican las opciones. ¿Son tales que nos permiten delimitar las opciones que son «suficientemente buenas» de las que no lo son? Como ya se ha dicho, me parece verosímil que el equilibrio salvífico que muestren los diversos mundos factibles sea de suma importancia para Dios en la clasificación de los mundos. Hay opciones que muestran un equilibrio tan terrible entre salvados y perdidos que son inaceptables para Dios. Si todos los mundos disponibles para Dios que están habitados por agentes morales fueran mundos así, entonces Dios elegiría simplemente abstenerse de crear cualquiera de ellos y bien podría elegir abstenerse de crear del todo.

Los «mundos» que no son dignos de elección lo serán porque son inconsistentes con la naturaleza de Dios como ser perfectamente justo y amoroso. Desde este punto de vista, tales opciones no son realmente mundos posibles, puesto que son incompatibles con la naturaleza de Dios y, por tanto, no son actualizables. De hecho, dado que todos los mundos posibles deben ser coherentes con la naturaleza de Dios, no está claro que haya mundos que presenten un equilibrio salvífico mínimamente aceptable en comparación con mundos que tengan un equilibrio mejor. Dios elige necesariamente un mundo que presenta un equilibrio óptimo entre salvados y perdidos, y elegir cualquiera de esos mundos es una acción igualmente buena. Por lo tanto, no está nada claro que haya mundos que apenas se salven de ser inaceptables. Cualquier mundo que sea coherente con la naturaleza perfectamente justa y amorosa de Dios es aceptable y digno de elección. Si existe una jerarquía infinita de mundos factibles cada vez mejores, Dios puede satisfacer libremente decretando cualquiera de ellos que presente un equilibrio óptimo entre salvados y perdidos. Todos esos mundos son suficientemente buenos.

 

[1] William Lane Craig, “‘No Other Name’:  A Middle Knowledge Perspective on the Exclusivity of Salvation through Christ,” Faith and Philosophy 6 (1989): 172-88.

- William Lane Craig