#50 Profecías del Antiguo Testamento sobre la Resurrección de Jesús
August 22, 2012Los autores del Nuevo Testamento señalan muchas profecías del Antiguo Testamento que tratan con la resurrección de Jesús en sus escritos. Algunos escépticos han afirmado que los evangelios fueron fabricados por aquellos que buscaban el cumplimiento profético. Aquí, Dr. Craig disipa esas afirmaciones, explicando que los Judíos del primer siglo nunca iban a leer los pasajes proféticos sospechosos y aplicárselos a un Mesías que iba a morir y a resucitar en la forma que lo hace el Nuevo Testamento. Fue solamente después de su encuentro con el Cristo resucitado que Sus discípulos trataron de entender cómo las profecías del Antiguo Testamento sobre la resurrección de Jesús encajaban con los hechos que ellos habían experimentado.
Dr. Craig, soy un estudiante de licenciatura de Nueva Zelanda. Estoy estudiando Filosofía y he sido un ávido lector de teología desde el año pasado. En uno de sus debates, usted ataca la visión de Bultmann de cómo los cristianos primitivos llegaron a creer en la resurrección de Jesús al escudriñar las Escrituras del Antiguo Testamento.
Usted dice "Pero el problema con eso es que esos pasajes que se encuentran en el Antiguo Testamento son simplemente demasiado oscuros, demasiado ambiguos, para que sobre esa base ellos salieran con el tipo de creencia de la resurrección.”
Sin embargo, muchos teólogos sostienen que esta visión es una visión probable de cómo los cristianos primitivos llegaron a creer en el Cristo resucitado, incluyendo algunos especialistas en el Antiguo Testamento como Lloyd Geering (lo siento por el favoritismo hacia uno de Nueva Zelanda).
Mi pregunta es, ¿cómo respondería usted a los teólogos que sostienen esa creencia?
Simon
Afghanistan
Respuesta de Dr. Craig
R
Profecías del Antiguo Testamento de la resurrección de Jesús
La visión más antigua que considera el origen de la creencia de los discípulos investigando las Sagradas Escrituras en el periodo subsiguiente a la crucifixión y encontrando en ellas la idea de un Mesías que tenía que morir y resucitar, las que ellos más tarde (y con sinceridad) aplicaron a Jesús, ha sido ampliamente abandonada en la erudición del Nuevo Testamento, aunque todavía uno la encuentra expresada en las obras de eruditos más antiguos como Geering e incluso, para mi sorpresa, en los labios de Bart Ehrman (véase su declaración de clausura de nuestro debate donde él finalmente revela lo que él piensa que realmente sucedió).
Los cristianos primitivos estaban convencidos de que la resurrección de Jesús, al igual que su crucifixión, era, como se dice en las palabras de la vieja tradición citada por Pablo en 1 Corintios 15. 3-5, "Según las Escrituras." En el relato de Lucas de la aparición de Jesús en el camino a Emaús, el Jesús resucitado reprende a los dos viajeros: "¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su gloria? Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras."(Lucas 24. 26-27). Del mismo modo, en el relato de Juan sobre Pedro y de la inspección del Discípulo Amado de la tumba vacía, Juan reflexiona de que ellos no creían en la resurrección de Jesús hasta que encontraron la tumba vacía, a excepción del sudario que había sido dejado allí, porque "Hasta entonces no habían entendido la Escritura, que dice que Jesús tenía que resucitar." (Juan 20.9).
Las profecías del Antiguo Testamento de la resurrección de Jesús—los judíos no llegarían esas conclusiones de manera natural
La dificultad es que cuando preguntamos: "¿De cuáles Escrituras piensan ellos?" Nos encontramos con resultados escasos. Se ha sugerido Oseas 6.2 - "Después de dos días nos dará vida; al tercer día nos levantará y así viviremos en su presencia” ya que menciona la frase "al tercer día," un tema o una repetición que se encuentra en la fórmula antigua citada por Pablo. Sin embargo, el texto de Oseas 6.2 no está explícitamente citado por ningún autor del Nuevo Testamento ni mucho menos aplicado a la resurrección de Jesús. En los sermones apostólicos en los Hechos de los Apóstoles, nos encontramos con el Salmo 16.10 interpretado en términos de la resurrección de Jesús: "porque no dejarás mi alma en el seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción.” Pero si nos fijamos en el texto principal de Antiguo Testamento citado en los Evangelios con respecto a la resurrección de Jesús, nos encontramos con la historia de Jonás y la ballena. "Como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches" (Mateo 12.40).
¡Ahora bien, el problema de la teoría en cuestión es que nadie, en particular un judío del primer siglo, al leer la historia de Jonás y la ballena pensaría que eso no tiene absolutamente nada que ver con la sepultura y la resurrección de Jesús! Lo mismo sucede con el Salmo 16.10; éste tiene que ver con la confianza de David de que Dios no le permitiría ver la derrota y la muerte. Y en cuanto a Oseas 6.2, eso no tiene nada que ver con la resurrección de los muertos, sino con la restauración de la prosperidad o la fortuna nacional de Israel.
El punto es que nadie que ya no tuviera una creencia en la resurrección de Jesús encontraría en esos pasajes de las Sagradas Escrituras cualquiera motivación para pensar que Jesús había resucitado de entre los muertos. A esto podemos añadir el hecho de que en la creencia judía, la resurrección de los muertos siempre era un acontecimiento que sucedería al final del mundo involucrando a todas las personas, un acontecimiento que obviamente no había sucedido. El problema que muchas personas tienen, incluso algunos eruditos, es el de no poder ponerse en la situación de un judío del primer siglo cuando se enfrentó a la crucifixión de Jesús—Ellos tienen la tendencia de mirar la situación de los discípulos a través del espejo retrovisor de 2,000 años de la teología cristiana, y por lo tanto la idea de su resurrección de entre los muertos le parece algo natural para ellos, cuando en realidad es un anacronismo.
La profecía del Antiguo Testamento de la resurrección de Jesús—Los discípulos buscaban explicar las experiencias reales.
Una vez que los discípulos llegaron a creer en la resurrección de Jesús, entonces ellos pudieron ir a las Escrituras en búsqueda de versículos para validar su creencia y la experiencia. Pasajes como Jonás y la ballena y el Salmo 16.10 pudieron ser re-interpretados a la luz de la resurrección de Jesús. Pero pensar que la creencia en la resurrección de Jesús fue derivada del Antiguo Testamento sería vender la leche antes de ordeñar la vaca. Eso pone las cosas exactamente al revés.
Añadamos el factor tiempo a la oscuridad de esos textos y a la forma no-judía de leerlos en términos de la resurrección. John Dominic Crossan, ex presidente del escéptico Seminario de Jesús, quien cree que de una misma manera el relato de la Pasión de Jesús salió de las Escrituras del Antiguo Testamento, estima que se tomó de cinco a diez años para que la iglesia encontrara las Escrituras necesarias para la construcción del relato de la Pasión. Sin embargo, la tradición de Pablo en 1 Corintios 15 precede en tiempo, incluso al límite inferior establecido por Crossan e incluye no sólo la muerte de Jesús y la sepultura, sino su resurrección y sus apariciones. Además, Crossan admite que cuando se trata de la resurrección de Jesús, uno no puede explicar de manera similar que la creencia se originó en las Escrituras del Antiguo Testamento, ya que simplemente no hay ningún material en el Antiguo Testamento que sería suficiente para generar dicha creencia.
Más bien, la mayoría de los eruditos contemporáneos consideran la creencia en la resurrección de Jesús de los discípulos como algo que se originó de sus experiencias de ver las apariciones post-mortem de Jesús, como se atestigua en la fórmula antigua de Pablo. Entonces la pregunta que se plantea es de cómo explicar estas experiencias y si esas experiencias son una causa suficiente para la creencia de los discípulos de que Dios había resucitado a Jesús de entre los muertos.
Posiblemente le gustaría ver mi debate con J. S. Spong ("The Great Resurrection Debate [El Debate sobre la Gran Resurrección] (DVD)"), quien también presenta un caso convincente de que algo realmente dramático le debió haber sucedido a los discípulos para convencerlos de que Jesús había resucitado de entre los muertos. Ofrezco una crítica de su hipótesis el " Simple Simón" para explicar ese "algo" que les sucedió a los discípulos. El examen más extenso del origen de la creencia en la resurrección de Jesús de parte de los discípulos es inmenso en el libro de NT Wright llamado “La Resurrección del Hijo de Dios” (Verbo Divino, 2008).
Puesto que usted es de Nueva Zelanda, quiero alertarle sobre el hecho de que voy a estar allá en junio impartiendo charlas. Estaré participando en una conferencia en la Universidad de Victoria sobre el conocimiento medio y luego estaré hablando en Auckland y en otros lugares. Mis anfitriones están tratando de establecer un debate sobre la resurrección con el mismo Geering. ¡Revise el Calendario en este sitio ya que la fecha se acerca!
- William Lane Craig