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Humanismo para los niños

Summary

Un análisis crítico de la campaña publicista y del nuevo Website de la American Humanist Association [Asociación Humanista Americana, por sus siglas en inglés AHA] que tiene el propósito de proporcionar a los niños una perspectiva naturalista o atea sobre la ciencia, sexualidad y otros temas.

La American Humanist Association [Asociación Humanista Americana, por sus siglas en inglés AHA] está actualmente promoviendo una campaña publicista y un website nuevo que tiene la proyección de proporcionarles a los niños una perspectiva naturalista o atea sobre la ciencia, sexualidad y otros temas. El objetivo declarado del website es elogioso: “estimular la curiosidad, el pensamiento crítico y la tolerancia entre los jóvenes, así como proporcionar información precisa sobre una amplia gama asuntos relacionados con el humanismo, la ciencia, cultura y historia”.

El problema es que esos valores no tienen ninguna conexión intrínseca con el naturalismo, el cual es una visión filosófica que mantiene que no hay nada más allá del contenido físico del universo. La persona no necesita ser un naturalista para apoyar la curiosidad, el pensamiento crítico, la tolerancia y la búsqueda de la información precisa sobre una gama amplia de temas.

Entonces, ¿por qué manchar la perspectiva de los niños sobre estos temas con la filosofía del naturalismo? Presuntamente, la AHA respondería diciendo que el naturalismo es verdadero. Por lo tanto, no hay ningún problema con presentarles a los niños las respuestas naturalistamente manchadas para las preguntas más importantes de la vida. La ironía es que la AHA no ha sido excepcionalmente crítica en pensar la verdad del naturalismo e del humanismo en particular. Por ejemplo, ¿por qué pensar que el naturalismo es verdadero? El último medio siglo ha sido testigo de un verdadero renacimiento de la filosofía cristiana en el mundo anglófono. En un artículo reciente de la Universidad de Western Michigan, el filósofo Quentin Smith lamenta lo que él llama “la de-secularización de la academia que evolucionó en departamentos de filosofía desde el final de la década del 1960”. Quejándose de la pasividad de los naturalistas frente a la onda de “teístas inteligentes y talentosos que están entrando en la academia hoy”, Smith concluyó, “Dios no está ‘muerto’ en la academia; él volvió a la vida al fina de la década del 1960 y ahora está vivo y bien en su última fortaleza académica, los departamentos de filosofía”. Este renacimiento de la filosofía cristiana ha sido acompañado por un resurgimiento del intereses en la teología “natural”, la rama de la teología que procura argumentar a favor de la existencia de Dios basándose únicamente en la razón y las evidencias, aparte de los recursos de la revelación divina autoritativa. Todos los argumentos tradicionales a favor de la existencia de Dios, como el argumento cosmológico, teleológico, moral y ontológico, sin mencionar los argumentos creativos y nuevos, encuentran defensores inteligentes y elocuentes en las escenas filosóficas contemporáneas.

Pero, ¿qué hay con el llamado “Nuevo Ateísmo”, ejemplificado por Richard Dawkins, Sam Harris y Christopher Hitchens? ¿No pregona eso lo inverso de esta tendencia? Realmente no. De hecho, el Nuevo Ateísmo es un fenómeno de nivel popular que carece de músculo intelectual y que es felizmente ignorante de la revolución que tomó lugar en la filosofía anglo-americana. Al igual que la AHA, el Nuevo Ateísmo tiende a reflejar el cientificismo de una generación pasada, en vez del escenario intelectual contemporáneo. En mis debates con filósofos naturalistas y científicos, yo francamente me he quedado sorprendido por la incapacidad que ellos tienen tanto para refutar los distintos argumentos para el teísmo como para proporcionar algún argumento convincente para su visión.

Además de eso, el naturalista enfrente sus propios problemas graves. El filósofo Alvin Plantinga ha argumentado convincentemente que el naturalismo no se puede afirmar de forma racional porque la probabilidad de que nuestras facultades cognitivas fueran confiables según el naturalismo es baja. Pues esas facultades fueron moldeadas por un proceso de selección natural que sólo asegura la supervivencia de un organismo, no la verdad de sus creencias. Hay muchas maneras en que un organismo puede sobrevivir sin que sus creencias sean verdaderas. Así que si el naturalismo fuese verdadero, entonces nosotros no pudiéramos tener alguna confianza de que nuestras creencias sean verdaderas, incluidas la creencia en el propio naturalismo. Por lo tanto, el naturalismo parece tener un derrotador (defeater) incorporado que lo hace incapaz de ser racionalmente afirmado.

Sin embargo, el problema para el humanista es mucho más peor. Pues el humanismo es sólo una forma de naturalismo. Es una versión del naturalismo que afirma el valor objetivo de los seres humanos. Pero, ¿por qué pensar que si el naturalismo fuese verdadero, los seres humanos tendrían un valor moral objetivo? El teísmo mantiene que los valores morales están fundamentados en Dios, el paradigma de bondad. El humanismo mantiene que los valores morales están fundamentados en los seres humanos. El nihilismo mantiene que los valores morales no tienen fundamento y que, por lo tanto en último análisis, son ilusorios y no vinculantes. El humanista está, por lo tanto, involucrado en una lucha de dos frentes: por un lado contra los teístas y por el otro contra los nihilistas. Esto es importante porque destaca el hecho de que el humanismo no es una posición patrón. O sea, aun si el teísta estuviese equivocado, eso no significaría que el humanista tendría razón. Pues, si Dios no existe, talvez sea el nihilista que esté en lo correcto. El humanista necesita derrotar tanto al teísta como al nihilista. En particular, él debe mostrar que, a falta de Dios, el nihilista no sería verdadero.

El nuevo website humanista nunca deja a los niños pensar de las preguntas difíciles sobre la justificación del propio humanismo. Los humanistas tienden a desconsiderar condescendientemente al teísmo o a ser despreocupados en cuanto al nihilismo. En cuanto a eso, ellos alegremente exaltan las virtudes del pensamiento crítico, de la curiosidad y de la ciencia, ignorando la incoherencia que hay en el núcleo de su propia visión.