#59 La Aseidad, el Ficcionalismo y los Valores Morales
August 22, 2012Recientemente he estado leyendo algunas de sus obras sobre la aseidad de Dios y mientras más leo sobre el tema y de los asuntos relacionados al tema, más persuadido estoy para ser un ficcionalista. Sin embargo, aquí están mis dos preguntas para usted:
1. ¿Qué es la moralidad según el ficcionalista? ¿Puede el fuccionalista sostener la moralidad objetiva sin tener que ser un teórico del mandamiento (divino)? Si la respuesta es no, entonces ¿Cómo puede el ficcionalista explicar los mandamientos arbitrarios que provienen de Dios (por ejemplo, el que está bien torturar los niños si Dios así lo ordena)?
2. Mi segunda pregunta es: ¿podemos interpretar Juan 1:3 con una limitación o restricción cuantificadora? En otra palabra, ¿podemos interpretar a Juan diciendo algo como lo siguiente: “Todas las cosas por medio de él fueron hechas (con excepción de los objetos abstractos), y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho.” ¿Por qué o por qué no?
Gracias por su tiempo.
En Cristo,
Omar
United States
Respuesta de Dr. Craig
R
Estas son preguntas excelentes, Omar, las cuales he tenido que enfrentar en el transcurso de mi estudio de la aseidad divina (la auto-existencia). Para los lectores que no tienen el trasfondo que usted tiene, permítame decir que el problema que tenemos aquí es que muchos filósofos, con frecuencia llamados platónicos, piensan que además de los objetos concretos como las mesas, las personas y las estrellas, también existen los objetos abstractos como lo son los números, las propiedades y las proposiciones. El problema es que muchos (aunque interesantemente, no todos—Véase la Pregunta # 9) objetos abstractos existen de manera necesaria y de esa manera nunca fueron creados por Dios y muchos son lo que nosotros llamamos “no creables,” es decir, que no pueden ser creados, ya que para que sean creados, ellos ya tendrían que existir,. Por lo tanto uno termina con una circularidad viciosa (véase el capítulo 5 del libro mío y de Paul Copan titulado Creation out of Nothing [La Creación de la Nada]). El Ficcionalista resuelve el problema al negar que los objetos abstractos realmente existen—ellos simplemente son ficciones útiles (como cuando decimos que la familia promedio de los estadounidenses tiene 2.5 niños).
Con ese poco de trasfondo, tomemos primero la pregunta (2). Creo que el motivo detrás de esa pregunta es preguntar si realmente hay algo bíblicamente problemático con sostener que hay objetos abstractos “no creados,” cosas que aparte de Dios también existen a se (por medio de sí solos). Me parece que el Platonismo es tan problemático teológicamente que es profundamente no cristiano. Este postula un número incomprensible de seres, objetos reales en un mundo independiente de mentes, que existen de manera independiente a Dios. De modo que Dios solamente es un ser más dentro de muchos. Por lo tanto, ésto apoya un pluralismo metafísico que despoja a Dios de Su primacía y de supremacía como Creador.
Por lo tanto, aun si Juan no tenía conscientemente los objetos abstractos en mente cuando escribió que “todas las cosas por medio de él (es decir, el Verbo) fueron hechas,” estoy seguro que si un platónico se hubiese sentado con Juan y le hubiera explicado precisamente de cuales números, conjuntos y funciones se encuentran en una ontología platónica hasta que Juan tuviera un entendimiento claro de la ontología platónica, entonces Juan hubiese dicho, “si esas cosas realmente existen de una manera tan robusta como los objetos concretos, entonces ciertamente ellas también fueron creadas por el Verbo.” No hubiese tenido ningún sentido afirmar la creación de las esferas infinitesimalmente pequeñas de objetos concretos de parte del Verbo mientras permitir que la mayoría de los seres existan independientemente de Dios. ¿Qué beneficio tiene teológicamente el afirmar la creación del Verbo de todos los objetos concretos cuando ellos son una mera trivialidad en comparación con la infinidad de las infinidades de los seres no creados con los cuales Dios se encuentra confrontado? El permitir esa ontología sería despojar al prólogo de Juan de su fuerza teológica.
Además (y esto es muy interesante), no es plausible de que Juan realmente tuviera esos objetos abstractos en mente cuando escribió su prólogo ensalzando a Cristo como el Logos (el Verbo) divino, ya que Logos no es original de Juan. La figura del Logos creativo de Dios también se encuentra en la escritura contemporánea a Juan, el filósofo judío Filón de Alejandría (a.C. 20—d.C. 50). En su obra “La Creación del Mundo según Moisés,” Filón explica que en el primer día de la creación Dios modeló, como un arquitecto cuando diseña una ciudad, el mundo aprehensible por la inteligencia a fin de usarlo como modelo incorpóreo para el mundo sensible (16). Filón reprende que “No es legítimo suponer o decir que el mundo constituido por las formas ejemplares se halla en un determinado lugar” (17). Así pues,
como la ciudad concebida previamente en el espíritu del arquitecto no ocupa lugar alguno fuera de él, sino se halla impresa en el alma del artífice, de la misma manera el mundo de las formas ejemplares no puede existir en otro lugar alguno que no sea el logos Divino, que las forjó con ordenado plan (20).
En resumen,
Si alguien quiere expresarse en forma más simple y directa, bien puede decir que el mundo aprehensible por la inteligencia no es otra cosa que el logos de Dios entregado ya a la obra de la creación del mundo: la ciudad concebida por la inteligencia no es, en efecto, sino el entendimiento del arquitecto en el acto de proyectar la fundación de la ciudad. Ésta es doctrina de Moisés, no mía (24, 25).
En la filosofía de la religión que expone Filón, vemos la confluencia de la filosofía del judaísmo y del griego platónico. La esfera de las Ideas de Platón, a lo que hoy en día llamamos objetos abstractos, no es una esfera externa a Dios sino que se ha movido a la mente de Dios donde ella sirve como un arquetipo de la creación hecha por el Logos divino.
El Prólogo de Juan respira esa misma atmosfera del Platonismo Medio, como se le llama, y no es del todo plausible pensar que Juan se imaginaba la esfera de objetos abstractos que existían en la mente del Logos. Esto es apoyar el Conceptualismo, no el Platonismo. En el Conceptualismo, los objetos abstractos existen como ideas en la mente de Dios, no como entidades que existen de forma independiente.
Ahora en cuanto a su primera pregunta, hay ficcionalistas que apoyan una “teoría de error” de la ética: los enunciados morales son todos falsos, pero sin embargo son útiles e importantes para las relaciones humanas. Por el contrario, el teísta va afirmar las verdades morales, pero no va a adoptar algún tipo de Platonismo como la base de su verdad, ya que Dios Mismo, quien es un objeto concreto, es el paradigma de la bondad moral, así como la barra de metro en Paris sirvió una vez como el paradigma de un metro, en lugar de algún objeto abstracto matemático. Por lo tanto, la teoría del mandamiento divino de la ética la cual yo he apoyado encaja perfectamente con el anti-Platonismo. De hecho, fue precisamente formada, en parte, para evitar el cuerno platónico del dilema de Eutifrón de Platón (véase la Pregunta # 44 y la # 46).
¿Podemos sostener la moralidad objetiva sin ser teóricos del mandamiento divino? Tal vez, si podemos encontrar alguna otra forma de fundamentar los valores y deberes morales en Dios, como por decir, al imaginarnos que la ley moral natural existe en la mente de Dios. La cosa que no podemos hacer es adoptar algún relato platónico de los valores morales.
La última pregunta que usted hace—si la moralidad objetiva necesita la teoría del mandamiento divino, entonces ¿Cómo puede el ficcionalista explicar los mandamientos arbitrarios que provienen de Dios?—parece ser algo confuso. ¿Usted quiere decir que cómo podemos eludir o evitar los mandamientos arbitrarios de Dios? Ese es exactamente el otro cuerno del dilema de Eutifrón que se respondió en las preguntas anteriores. Los mandamientos de Dios son reflexiones de Su naturaleza, de modo que Dios no puede emitir mandatos de manera arbitraria. Por lo tanto, el Bien no es algún tipo de objeto abstracto que existe aparte de Dios. Más bien, Dios Mismo es el Bien y la fuente de nuestros deberes morales por medio de Sus mandamientos divinos que nos da.
- William Lane Craig