#10 Estableciendo la Fiabilidad de los Evangelios
July 23, 2012Observé que en mucho de sus debates y de sus artículos, usted pone muchas “acciones” o inversiones y fe en los relatos del Evangelio. Me considero cristiano pero tengo una gran duda. ¿Cómo realmente sabe usted si esos relatos del Evangelio son del todo fidedigno? Es cierto que son históricos, pero ¿son ellos verdaderos o no? Yo podría escribir un artículo acerca de como los personajes “Pie Grande,” Conejo de Pascua y Papá Noel llegaron a mi casa y se sentaron a ver televisión conmigo, luego mil años después algunas personas encontraron mis documentos y los consideraron como algo verdadero. Los descubrimientos de los documentos antiguos de Joe dirían, “Pues bien, los consideramos verdaderos porque hay alrededor de 26,000 copias completas y fragmentos de estos documentos antiguos que se han encontrado en Europa, Asia y África. Además, solo hay alrededor de 680 copias de la Odisea por Homero, lo cual hace los relatos de Joe completamente fidedignos.” Es cierto que son históricos, pero definidamente no son verdaderos. ¿Qué hace los relatos del Evangelio verdaderos y no falso? Si puedo obtener una respuesta a esta pregunta, puedo finalmente tener fe de que Dios verdaderamente ha resucitado a Jesús de entre los muertos y puedo saber que iré al cielo. Me ayudaría mucho si usted o tal vez uno de sus asistentes puede responder esta pregunta. Gracias.
Joe
United States
Respuesta de Dr. Craig
R
Joe, estoy contento por su pregunta ya que presenta un número de malentendidos que generalmente comparten los cristianos y los no cristianos por igual.
Su pregunta fundamental es: ¿Cómo sabemos que los relatos del Evangelio son históricamente fidedignos? Usted correctamente observa que esa pregunta no puede ser respondida por una apelación a la abundancia y a la edad de los manuscritos de los Evangelios. La idea de que la abundancia y la edad de los manuscritos de los Evangelios es evidencia para su fiabilidad es un error promocionado por la apologética cristiana popular. Es verdad que el Nuevo Testamento es el mejor libro atestiguado de la historia antigua, ambos en términos del número de manuscritos y en la cercanía de esos manuscritos en la fecha del original. Lo que eso prueba es que el texto del Nuevo testamento que tenemos hoy es casi exactamente lo mismo al texto como fue originalmente escrito. De las aproximadas 138,000 palabras que se encuentran en el Nuevo Testamento solamente casi 1,400 permanecen en duda. Por lo tanto, el texto del Nuevo Testamento está establecido en casi un 99%. Eso quiere decir que hoy cuando usted toma en sus manos un Nuevo Testamente (en griego), usted puede tener la confianza de que usted está leyendo el texto de la manera que fue originalmente escrito. Además, ese 1% que queda siendo incierto tiene que ver con palabras triviales las cuales no sostienen nada importante. Esa conclusión es importante ya que ella hace explotar las afirmaciones de los musulmanes, los mormones y de otros de que el texto del Nuevo Testamento está corrompido, de manera que ya no podemos leer el texto original. Es digno de una inspiración asombrosa el pensar que podemos saber con confianza que cuando levantamos una copia de la carta de Pablo a la iglesia de Roma, por ejemplo, estamos leyendo las mismitas palabras que él escribió hace casi 2,000 años.
Pero, como usted dice, eso no prueba que lo que esos documentos dicen sea históricamente cierto. Podríamos tener el texto de las fábulas de Esopo establecido a una certeza de 99% y aun así eso no haría nada para mostrar que las fábulas son relatos verdaderos. Después de todo, su objetivo era de ser fábulas y no historia. Las personas en el futuro dirían algo similar acerca de los relatos de Joe, sin importar de cuántas copias existieran.
Ahora bien, como usted señala, los Evangelios tienen el objetivo de ser históricos. Ese es el significado de su comentario de que los Evangelios “son históricos” aun si ellos no son verdaderos. Eso es decir que los Evangelios son del género literario de la escritura histórica. Ellos no pertenecen al género de la mitología, de la ficción, ni de la fábula. Este es un punto extremadamente importante. Algo como de un consenso se desarrolló en la erudición del Nuevo Testamento de que los Evangelios se acercan más al género de las biografías antiguas (“Las Vidas,” como se les llaman, como en el libro de Plutarco “Vidas de los Nobles Griegos y Romanos”). Aunque difieren en ciertos aspectos de las biografías modernas (como por ejemplo en la falta de interés por la cronología estricta), las antiguas Vidas sí tenían un interés histórico en presentar de una manera verdadera la vida del individuo. Eso las hará muy diferentes de una ficción deliberada, como la que usted describe haber escrito usted mismo. Los escritores de los Evangelios estaban tratando de escribir un relato histórico acerca de personas, lugares, y acontecimientos reales (sólo basta con echarle un vistazo a Lucas 3.1-3).
Entonces, ¿tuvieron ellos éxito en aclarar los hechos acerca de Jesús de Nazaret? Hay dos maneras de responder a esa pregunta. Una manera sería evaluando la credibilidad general de los relatos del Evangelio. Échele un vistazo a mi artículo titulado “The Evidence for Jesus” (La Evidencia a favor de Jesús) en este sitio web en la sección “Popular Articles” (Artículos Populares) para ver cinco líneas de evidencia que apoyan la credibilidad general de los registros del Evangelio de la vida de Jesús.
La otra manera de responder a esa pregunta, y de más influencia en la erudición contemporánea del Nuevo Testamento, es de establecer hechos específicos acerca de Jesús sin tener que presuponer la fiabilidad general de los Evangelios. Los llamados “Criterios de Autenticidad” son cruciales aquí, los que nos permiten establecer dichos o acontecimientos específicos en la vida de Jesús como cosas históricas. Los eruditos involucrados en la búsqueda del Jesús histórico han enunciado un número de estos criterios para detectar características históricamente específicas de Jesús, como por ejemplo la disimilitud de la enseñanza cristiana, la atestiguación múltiple, los semitismos lingüísticos, rastros del medio ambiente de Palestina, retención de material vergonzoso, coherencia con otro material autentico, y así sucesivamente.
Es un poco erróneo llamarles “criterios” a estas cosas, ya que su objetivo es de declarar condiciones suficientes, y no necesarias, de la historicidad. Eso es fácil de ver: supongamos que un dicho se atestigua de manera múltiple y es disimilar pero no vergonzoso. Si el que sea vergonzoso fuese una condición necesaria de la autenticidad, entonces el dicho tendría que ser pensado como algo no autentico, lo cual es un error, ya que su atestiguación múltiple y su disimilitud son suficientes para la autenticidad. Por supuesto, los criterios son revocables, lo que quiere decir que ellos son guías infalibles de la autenticidad. A ellos se les podrían mejor llamar “Indicaciones de Autenticidad” o “Señales de Credibilidad.”
De hecho, a lo que realmente equivalen los criterios son a enunciados acerca del efecto de ciertos tipos de evidencia sobre la probabilidad de varios dichos o acontecimientos en la vida de Jesús. Para algún dicho o acontecimiento S y la evidencia de un cierto tipo E, los criterios se declararían que, siendo todas las cosas iguales, la probabilidad de S dado E es mayor que la probabilidad de S solamente en nuestro trasfondo de conocimiento. Así que, por ejemplo, siendo todas las demás cosas iguales, la probabilidad de algún acontecimiento o dicho es mayor dada su atestiguación múltiple que lo hubiese sido sin él.
¿Cuáles son algunos de los factores que podrían servir como el rol o papel de E en incrementar la probabilidad de algún hecho o acontecimiento S? Lo que continua son algunos de los factores más importantes:
(1) Congruencia Histórica: S encaja con los hechos históricos conocidos concerniente al contexto en el cual se dice que S ha ocurrido.
2) Independiente, atestiguación temprana: S aparece en fuentes múltiples las cuales están cercanas al tiempo en el que se alega que S ha ocurrido y que no dependen de cada una ni de una fuente común.
(3) Vergüenza: S es algo tonto o contraproducente para las personas que sirven como la fuente de información para S.
(4) Disimilitud: S no es como las formas de pensar del antecedente judío y/o como las formas de pensar del subsecuente cristiano.
(5) Semitismos: indicios en la narrativa de las formas lingüísticas arameas o hebreas.
(6) Coherencia: S es consistente con los hechos que ya están establecidos acerca de Jesús.
Para una buena discusión sobre estos factores, véase el libro de Robert Stein, “The ‘Critera’ for Authenticity” (Los ‘Criterios’ para Autenticidad), en Gospel Perspectives I (Perspectivas del Evangelio) editado por R.T. France y David Wenham (Sheffield, Inglaterra: JSOT Press, 1980), página 225-63.
Observe que esos “criterios” no presuponen la fiabilidad general de los Evangelios. Más bien, ellos se enfocan en un dicho o acontecimiento en particular y dan evidencia para pensar que ese elemento específico de la vida de Jesús es histórico, sin importar la fiabilidad general del documento en el cual se reporta el dicho o el acontecimiento particular. Por lo tanto, esos mismos “criterios” son aplicables a los reportes de Jesús que se encuentran en los Evangelios apócrifos, o en los escritos rabinos o incluso en el Corán. Por supuesto, si se puede mostrar que los Evangelios son documentos generalmente fidedignos, es aun mucho mejor. Pero los “criterios” no dependen de ninguna de esa presuposición. Ellos sirven para ayudar a ubicar el grano histórico que se encuentra en medio de la paja histórica. Por lo tanto, no necesitamos preocuparnos por defender cada afirmación de los Evangelios que se le atribuye a Jesús en los evangelios; la pregunta será si podemos establecer suficiente acerca de Jesús para hacer que nuestra fe en él sea racional.
Estoy convencido que sí podemos. De hecho, me sorprende lo mucho que podemos establecer de la vida de Jesús, incluyendo sus afirmaciones radicales personales, su crucifixión, su sepultura en una tumba, el descubrimiento de que su tumba estaba vacía, sus apariciones post-mortem y sus discípulos viniendo repentina y sinceramente a creer que Dios le había resucitado de entre los muertos. Échele un vistazo a mi libro Reasonable Faith, publicado por Crossways en el 1994, para un argumento detallado. Por lo tanto, tenemos razones completamente sólidas para creer en Cristo sobre la base de los hechos históricos conservados acerca de él en los Evangelios.
- William Lane Craig